Day 2 – Youth

Mi tío Jorge fue de lejos la mayor influencia que tuve durante mi infancia. Gracias a él empecé a leer cómics, en especial los de «El Fantasma» porque en su casa había una librería con muchos de estos. Él era el alma de las fiestas, mi abuela sonreía mucho al verle, era un borrachín, amaba la cerveza y el aguardiente. Pero por encima de todo eso era una persona que se preocupaba mucho por su familia, por todos nosotros.  

Mi tío Jorge, que también era mi padrino, murió por culpa de un tumor cerebral cancerígeno  cuando yo tenía como 10 años y durante su estancia en el hospital yo le pedía a mis padres que me llevaran al hospital para así poder ir a verlo y jugar con él. Varias veces dicha petición era negada y yo no podía entender por qué pero si recuerdo mucho cómo mi tía Mary, esposa de mi tío Jorge- discutía con mi madre y argumentaba que yo debía ir al hospital. Yo en esa época no sabía que la entrada a cuidados intensivos estaba prohibida para menores de edad pero tal era mi empeño por ir a ver a mi tío que así me dijeran no me subí a uno de los carros de alguno de mis tíos y me fui con ellos. 

Cuando estaba en la entrada a cuidados intensivos el señor de seguridad dijo que todos menos yo podrían entrar, no entendía por qué y empecé a llorar pero se me pasó al rato cuando me dieron unos muñequitos de Dragon Ball Z para jugar mientras esperaba a que ellos bajaran. El paso del tiempo en los hospitales suele ser muy lento, hace todo más largo y tedioso. Mientras yo estaba saltando y corriendo por todas las zonas verdes del hospital  imaginando que podía volar como Gokú y que derrotaría a los malos si así me lo proponía. Mi tía Mary bajó y me dijo que la acompañará, una vez más no entendía por qué, yo quería seguir jugando con mis muñequitos, pero sin más remedio que aceptar fui con ella. El lugar al que me llevó mi tía era el ala derecha del hospital y allí me dijo que mirará hacia arriba apuntando a una ventana especifíca que allá había una sorpesa para mí, me dijo que no me moviera de ahí que esperará un poco y ella se fue. Yo en medio de mi inocencia y curiosidad por saber qué iba a aparecer me olvidé de mis muñequitos por un momento y no despegué mi mirada de dicha ventana, pasaron tal vez unos 10 minutos cuando de repente veo que alguien desde allá arriba me empieza a saludar. Era mi tío Jorge quien me saludaba, no voy a mentir, me hizo muy feliz verle -y fue creo que la última vez que le vi antes de que muriera-. 

Yo gritaba y gritaba cosas y él seguramente me respondía pero yo no podía escucharle, entre todas esas cosas que le grité recuerdo vagamente que le dije que ya nos volveríamos a ver para así poder jugar a lo que fuera que él quisiera. Sobra decir que no hubo otra oportunidad para tal cosa, murió en la mañana en aquel hospital y desde entonces tengo una especie de miedo a los hospitales, también decidí que no sería doctor todo esto por que esta vida fue muy injusta y se llevó a una de mis personas favoritas. Después de eso parte de mi inocencia se fue, muchas cosas en mi empezaron a cambiar. Fue allí también donde entendí que todo hasta lo más bello y puro como el amor hacia alguien viene con una fecha de caducidad. 

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