Esperar a que este cabrón se despierte a darme de comer parece un despropósito así que es hora de saltar sobre él y darle a entender que tengo hambre, me parece lo más justo en esta situación, después de todo mis horarios se deben respetar.
– ¿Qué haces Albus? – Grita Hernan medio dormido.
– ¡Es mi hora de comer! ¿No te das cuenta?
– Albus, son las 7 a.m. déjame dormir, por favor que el día es largo y estaré cansado luego.
– Pues dame de comer ya después puedes hacer lo que quieras, me da igual.
– Vale, vale. Ya te daré tu comida, Albus. Dame un poco.
Bueno, ya he desayunado, me merezco un descanso, ¿no?